Actualmente nos encontramos con un entorno continuamente cambiante, donde los sistemas de producción tradicionales, las relaciones sociales y empresariales, están siendo sacudidos por un avance en la tecnología, nunca visto antes.

El acceso y democratización de la tecnología, traen consigo, una mayor facilidad, en la aplicación de la llamada economía colaborativa.

Empresas como UBER, CABIFY, BLABLACAR, pero también AIRBNB, EATWITH, VIZEAT, o COLUNCHING, entre otras, traen consigo una ruptura de las reglas de juego, difícilmente vista hasta la fecha. Donde los órganos administrativos y legisladores, con un pie cambiado, van en todo momento a remolque, del nacimiento y transformación, de un nuevo sistema productivo.

Tres factores son los que penalizan a ambos:

  • Ausencia de consciencia de cambio.
  • Lo que lleva a una falta de previsión.
  • Finalmente cuando, comienza a ser consciente del cambio, carencia de agilidad. Esta carencia se asume como algo normal, ya que sus procesos se basan en sistemas arcaicos y caducos.

Estos tres factores, se encuentran también, en la resistencia al cambio que ejercen la mayoría de las empresa, no nativas digitales, en su adaptación al nuevo entorno. Esto produce un claro desequilibrio entre la sociedad, que orquesta un nuevo modelo relacional, basado en el uso constante de las nuevas TICs, y los modelos de las empresas más tradicionales.

Una forma de protección, temporal, para los organismos convencionales, es la destrucción y posterior deconstrucción de este modelo, para su sustitución por esquemas más conservadores. Un claro ejemplo de esto, lo podemos ver en el movimiento del 15M de 2011.

Pero en plena revolución industrial, esto no es sino, un punto y aparte, de algo que ha venido a quedarse. Por tanto, la transformación digital de nuestras empresas, va más allá de una necesidad que permita, continuar siendo competitivos, sino que es un deber, para poder continuar operando.

La transformación digital, lo que trae consigo a corto plazo, es una clara reducción de costes, no siempre vinculados a empleados. Esto que parece un motivo evidente para sucumbir al cambio, sin embargo, en muchas ocasiones, se procesa en las empresas como una ventaja insuficiente. Las empresas quieren ver crecer sus volúmenes de ventas, sin caer muchas veces en la importancia de la rentabilidad de las mismas.   Absurdo, ¿verdad? esto tiene mucho que ver con un pensamiento asociado a un sistema de producción consuetudinario. En cualquier caso, este tipo de empresas, deberían ser conscientes de que su transformación digital, a estas alturas, no van tan ligada generar una palanca de crecimiento, sino una arquitectura que le permita, protegerse dentro de su mercado de nuevos players revolucionarios, o de aquellas organizaciones, que fueron mucho más conscientes del cambio.

Dicho esto, y aunque parezca significativo, el principal escollo de esta transformación, no es la tecnología propiamente dicha. Tal como dijimos, su origen es social y por tanto, el principal escollo de las empresas para poder llevar a cabo un proyecto tan significativo como este, serán las personas.

Dado este entorno, comparto experiencias, ideas y situaciones a través de diferentes artículos, usando como plataforma mi blog , que espero puedan ayudar a entender mucho mejor el momento tan especial y por otra parte tan retador, en el que nos encontramos.

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Procesos de la transformación digital

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